- 2 huevos por persona, batidos y con sal
- 1 rodaja de morcilla de burgos de unos 2cms de grosor
- Un puñado de piñones (también pueden usarse almendras, pero entonces habrá que “romperlas”, o serán demasiado grandes)
- Un chorrito de nata líquida (aproximadamente una cucharada sopera por persona)
En una sartén con un poquito de aceite ponemos la morcilla a la que primero habremos quitado la piel y la vamos haciendo a fuego suave, deshaciéndola con un tenedor de madera, que quede toda deshecha. Cuando casi esté lista añadimos los piñones y subimos un poco el fuego para que se tuesten.
Cuando los piñones se hayan dorado, añadimos los huevos batidos y con sal, y vamos moviendo con el tenedor o cuchara de madera, despegando lo que vaya quedando abajo. Cuando esté casi todo el huevo cuajado, añadimos la nata líquida, y removemos bien, para que quede cremoso el revuelto.
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