Ingredientes:
- Fideos gordos (no se el número, de los que se usan para fideuá pero mejor si son sin agujero)
- 1 cebolla mediana-grande rallada
- 2 tomates maduros rallados
- Costilla de cerdo, cortada en trozos de un par de centímetros
- Una butifarra (o unas salchichas, pero que sean de la mejor calidad posible, no de esas que al hacerlas se quedan de color rosa...)
- Un trozo de tocino entreverado (no muy grande, del mismo tamaño que uno de los trozos de costilla).
- Si es posible, unos trozos de butifarra negra (no se puede sustituir por morcilla ni por nada, si no hay, no pasa nada, pero si se tiene le da un sabor exquisito)
- 1 diente de ajo grandecito
- 8 ó 10 almendras tostadas (sin piel)
- la punta de una cucharita de pimentón (que sea bueno!)
- 1 rebanada de pan tostado (mi abuela lo ponía frito, pero queda igual tostado o un biscote)
- 1 chorro de coñac (mas o menos un vaso de chupito)
- Sal
- Aceitedeolivavirgenextra
Mientras se sofríen la cebolla y el tomate, nos empleamos a fondo en el mortero con las almendras y el pan tostado. Cuando está bien molido, añadimos el ajo y el pimentón
y seguimos machacando hasta que tengamos una pasta sin trocitos visibles de nada. La desleímos con el coñac y cuando el sofrito esté hecho lo añadimos a la cazuela y mezclamos todo muy bien.
Entonces subimos el fuego un poco y añadimos la carne (las butifarras cortadas en varios trozos) y después de volver a mezclar todo bien, añadimos los fideos y los trozos de butifarra negra y sofreímos unos minutos, removiendo todo el rato para que no se pegue nada.
Ahora, podemos dejarlo todo esperando, sin tapar la cazuela, hasta la hora de comer en que calentaremos muy bien y añadiremos agua hirviendo, que justo lo cubra todo y sal (no hemos puesto sal hasta ahora) y dejaremos cocer, moviendo suavemente de vez en cuando hasta que los fideos estén hechos. Si en algún momento faltara agua, se añade un poco más de agua hirviendo, y listo.
El que queden secos o algo melosos depende de cómo le guste a cada uno. A mi me gustan algo melosos y que al día siguiente, al recalentar las sobras, se pase un poco la pasta. Es cuestión de que cada uno le coja el punto que más le guste. Lo más importante de este plato, y casi de todos, es la paciencia con el sofrito, para que quede sabroso y sustancioso. Que no se queme, ni se quede crudo, tiene que estar muy hecho pero sin llegar a secarse ni a dorarse... paciencia y fuego lento.