Ingredientes por persona:
- Un panecillo redondo (de pan de verdad, no de pan de hamburguesa)
- Sobrasada
- Un huevo
- Aceite de oliva
Cogemos el panecillo y le hacemos un agujero algo mayor que el tamaño de la yema del huevo en la parte de arriba. A través de ese agujero vaciamos la miga del pan, dejándolo prácticamente hueco.
Cuando ya esté hueco el pan, untamos el interior con la sobrasada. Si el pan es de ayer o de antes de ayer y está un poco duro, podemos echar un chorrito de leche antes de poner la sobrasada y moverlo bien de manera que empape toda la superficie, aunque hay que tener cuidado y no pasarse, porque si nos pasamos y la leche traspasa la corteza luego salpicará al freírlo.
Bueno, una vez untado el pan con sobrasada, separamos la yema de la clara, ponemos la yema con mucho cuidado, sin que se rompa, dentro del pan y apartamos la clara en un plato hondo.
Montamos la clara a punto de nieve y cuando esté bien firme la ponemos parte dentro y parte sobre el panecillo, tapando el agujero y haciendo una “montañita” encima.
En una sartén ponemos bastante aceite a calentar. Cuando esté caliente ponemos el panecillo y con una cuchara iremos echando aceite caliente sobre el sombrerito de clara montada, que se inflará y se irá poniendo dorado. Hay que tener cuidado y mientras hacemos esto, controlaremos que no se queme el panecillo por debajo levantándolo con una espumadera, si vemos que se tuesta demasiado, lo mantendremos levantado sobre la sartén con la espumadera y seguiremos regándolo con aceite caliente usando la cuchara.
Hay que servirlos muy calientes, mientras el sombrero de clara está inflado. Se rompe el sombrero con el tenedor, se mezcla la clara con la yema y la sobrasada y se come todo bien caliente.
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