Es perfecto para tomarlo cuando estás constipada y te encuentras fatal y lo único que quieres es tomar algo caliente y meterte debajo del edredón y dormir y dormir y dormir: suaviza la garganta y la tos, descongestiona y reconforta.
La receta básica es fácil: Se pone en una taza el zumo de medio limón y una rodaja de la otra mitad del limón, con piel y todo, se añaden un par de cucharadas soperas de miel y se rellena la taza hasta arriba con agua hirviendo.
Otra receta igual de fácil pero más somnífera: En una taza se ponen 2 ó 3 dedos de whisky (cuanto mejor sea, más rico estará), una rodaja de limón con 5 clavos de olor pinchados, una cucharada sopera de miel y rellenamos hasta arriba con agua hirviendo.
Los clavos de olor se ponen porque además de aromatizar, tienen eugenol, que es anéstesico y antiséptico. También se pueden poner en el limón con miel sin whisky.
Conviene utilizar tazas previamente calentadas para que no se enfríe demasiado rápido. Se hace como con las teteras: se llenan de agua hirviendo, se deja un momento, se tira el agua y ya preparamos la infusión.
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